Ivan Loscher (Video)

Su voz es tan inigualable como su estilo particular de vestir. Desde Radio Capital encantó con su sapiencia y su afición al rock and roll. Con casi media década a sus espaldas como profesional Iván Loscher continúa al pie del cañón, colocando a los mejores exponentes de un género con “consideraciones vanguardistas” durante dos horas, en la que ha sido su casa por 23 años: Éxitos FM.
Baja puntual las escaleras a las 10:50 de la mañana. Acaba de despedir otro programa en compañía de Polo Troconis. Sale y de inmediato enciende un cigarro, vicio que lo acompaña por casi 50 años y —de acuerdo con su confesión—, nunca le ha interesado dejarlo.

Alfredo Escalante, Jofre Maestracci, Ivan Loscher y Plácido Garrido
Viste particularmente mal, como bien lo reconoce, entre risas. Lleva una camisa brillante, estilo vaquero, que le regaló a su hijo hace tres años y que su chamo “serio” de 18 años nunca la usó, por eso se la pidió. La camisa va acompañada con unos jeans y unos zapatos deportivos, cada uno con una trenza distinta, una roja y otra blanca.
No le importa saber que va mal vestido, quizás se imponga en él el deseo de una juventud nunca olvidada y no perecedera. No se considera irreverente, quizás sí en sus años mozos, cuando los ideales de izquierda le ganaron sus emociones y a la razón. Hoy cree que nunca debieron llegar al poder.

Iván Loscher junto a Plácido Garrido, Cappy Donzella y Napoleón Bravo
Este hombre de radio comenzó tras un micrófono con 21 años, después de fastidiar con una buena dosis de insistencia a Oswaldo Yépez, quien dirigía Radio Capital, emisora que abrió sus puertas con un gran capital de juventud, a diferencia de los hombres que hasta ese momento dominaban la escena radioeléctrica como Eduardo Morel y Clemente Vargas.
De Yépez —fallecido el año pasado— aprendió a pulirse, frase que le repetía constantemente cada 15 y último cuando pretendía cobrar una quincena: “síguete puliendo, síguete puliendo”. Hasta que otra oferta laboral hizo al creador del Hit Parade pagarle la cera de la pulitura a Loscher. Entonces este caraqueño de padre holandés y madre árabe pasó de dominar el horario de las 11 de la noche, en una ciudad “que dormía a las 10”, a la una de la tarde.


Su carrera la ha dedicado a los éxitos de los Rolling Stone, Freddie Mercury, Led Zeppelin, aunque —por instancias de César Miguel Rondón— también llegó a deleitarse con el ritmo de la salsa, con los éxitos de la Fania all Stars. Tampoco oculta su pasión por el jazz y el blue, género “menos comerciales”. Con Rondón compartió primero en Radio Aeropuerto y ahora en Éxitos FM.
Sus correrías radioeléctricas también lo llevaron a conocer a hombres de la talla de Renny Ottolina, a quien considera un “gran locutor” y un “excelente animador”. La palabra soberbia evoca de su boca cuando habla del creador de El Show de Renny. Asegura que la actitud iba acorde con su grandeza: “Tenía una gran soberbia y con toda la razón del mundo, porque había sido el mejor”, afirma Loscher.
“En Radio Aeropuerto conversábamos en el pasillo como 10 o 15 minutos, estaba en plena campaña. Me parecía que podía hacer algo bueno, a lo mejor no hubiera votado por él, pero me parecía que estaba tratando de hacer cosas muy decentes para ser como era un hombre muy de derecha”, recuerda alguien que jamás votó por Acción Democrática ni por Copei, solo por el MAS.


De Eli Bravo, con quien llegó a compartir cabina, solo caben halagos de joven talentoso, culto, inteligente y con grandes deseos de aprender de la radio.
“Eli Bravo es un tipo maravilloso, que conocí cuando todavía no era locutor, empezamos a trabajar en un programa que hicimos juntos, yo de inmediato me di cuenta que iba a ser maravilloso, por como entendía la radio. Es un tipo muy culto, tenía proposiciones que solo existen en muy pocos tipos en una enorme cantidad de personas”, afirma sin cortapisas de su colega.
Loscher reconoce con 46 años en el medio radial que el espacio llegó a conocerlo poco a poco, requirió de trabajo, a través de errores. Una mujer de nacionalidad húngara tuvo gran responsabilidad en el éxito del cual disfruta ahora el locutor. Quien fue su pareja por tres años, le enseñó que la voz debe ser educada, trabajada.
“La voz es un instrumento musical, y hay que saberlo usar, así como un saxofonista sabe manifestar con su música aquello que quiere”, afirma este caraqueño, quien todavía hoy practica los ejercicios de su esmerada profesora.
Rutinas que al parecer fueron realizadas con acierto, al considerar que en la voz de Loscher ya se han grabado más de 20 mil anuncios publicitarios, cifra superada por creces hace rato, pero cuya estadística no se lleva fehacientemente. De esos, más de tres mil han sido grabados para el exterior.
—¿Cómo se llega a grabar tal cantidad de anuncios?
Eso depende del estilo que logres, que puede ser único, con toda la connotación que da en términos de humildad decir que es único. Un estilo que pudiera no ser traspasable a otra persona. Te contratan porque les gusta tu estilo, es una peculiaridad.
—¿Cuánto hay de suerte?
Llegar hacer un trabajo como el que hago hoy en día sin duda tiene una enorme dosis de suerte. América Latina siempre ha sido un subcontinente engañado, entonces cualquiera lo puede engañar, hasta un mal locutor que se crea buen locutor.


Tal reflexión la hace el hombre que desde 1991 es la voz de HBO para Latinoamérica, siendo su primer trabajo en el extranjero. Hoy suman miles de anuncios y otras contrataciones internacionales. Sin embargo, recuerda con gracia la grabación de su primera publicidad, la recuerda nefasta, para ese entonces desconocía toda noción de publicidad y sus exigencias.
“Yo hice de modelo en la cuña del Mustang del 68, fui modelo para la televisión y para la prensa. Ellos sabían que yo empezaba como locutor. Pasé como dos horas y media y creo que solo tenía que decir ‘Mustang de la Ford’. No lo logré. Era terrible, espantoso, una cosa maravillosa, extraordinariamente mala y no lo supe hacer”, afirma quien después entendió que la publicidad “no convence, sino que subsume”.
Su trayectoria lo ha llevado no solo a las cabinas radioeléctricas, sino también a los canales de televisión, los cuales odia —según afirma— y a los que tiene plenamente negado regresar. “La televisión es una pérdida de tiempo terrible, me he visto casi que obligado a hacer televisión, pero no me gusta”.

"No tanto" interpretado por Ivan Loscher
A pesar de su amplia trayectoria: locutor, tanto para radio como para televisión, escritor y columnista, jamás coqueteó con la idea de estudiar periodismo, la filosofía y la historia del arte le ganaron entre sus gustos.
“El periodismo cumple una sola función que a mí no me interesa. La filosofía me parece una poesía escrita en términos no líricos, sino de prosa. La filosofía no es otra cosa sino manifestaciones poéticas escritas en prosa, siempre la especulación de un hombre en torno a lo que él piensa”, asegura el egresado de la Universidad Central de Venezuela.
No obstante, sus estudios en esta rama no le han permitido a este hombre de radio entender al venezolano todavía, a menos que sea desde la “filosofía surrealista o como lo que Carpentier llamaba lo real maravilloso”.
Asegura que Venezuela “es un país tan impredecible que nadie puede decir nada. Este país es como aprender a jugar ludo entre dos personas que no saben jugar ludo, cualquier cosa puede pasar ahí”; por ello, prefiere hablar de música y películas como Z, del director Costa-Gavras, con César Miguel Rondón, y no de política entre los break matutinos.
Viene de un hogar nada convencional —”gracias a Dios”—, de padres que nunca contrajeron matrimonio, y de 15 hermanos (cifra no precisada por Loscher). Comenzó su vida de independiente como ayudante de mecánico y vendedor de quesos, manejando un camión, cuando Yépez le dio la oportunidad de entrar a cabina por primera vez.
Hoy, reconoce que solo escucha a sus amigos y que la música no le apasiona, debido a su carácter comercial “globalizada”. Dentro de poco cambiará la radio por un sistema de disco, “porque tengo tiempo que no oigo música que necesito oír, de lo que están haciendo en el mundo en términos no tan comerciales”.
—¿ Qué ha aprendido de la radio?
Lo primero que uno tiene que aprender en radio para continuar por tanto tiempo es tener humildad con uno mismo, si no tienes humildad estás circunscrito a un período histórico.
—¿ Qué tan ingrata es la radio?
Las mujeres siempre piensan que uno es muy lindo, pero no soy Brad Pitt (admite entre risas).
Fuente: panorama.com.ve (Sabrina Machado)

Comentarios

  1. Tu nombre será recordado como referencia indiscutible de excelencia en la radiodifusión venezolana. Gracias por ofrecer el "soundtrack" de nuestras vidas. Adiós amigo Ivan Loscher... Q.E.P.D.

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  2. Cuando joven envidiaba la voz de Ivan Loscher.Q.E.P.D. un vozarron incomparable e inolvidable.

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